jueves, 19 de agosto de 2010

Un Circo


Bajo la carpa había un mundo que juntos conquistamos. Saltando sin red, de trapecio a trapecio, jugábamos libres, como niños, como animales, como cómplices... Reímos de las payasadas de siempre, las nuevas, improvisadas, nuestras. Entré en tu jaula y domé tus leones. Degustamos el fuego, el filo de los sables... Entre acrobacias y malabares nos burlamos de la cotidianidad y de la rutina cada mañana. Atravesaba cada tanto tus aros encendidos con la única idea de arrancarte una sonrisa, o tal vez un aplauso. Perdidos en lúdicas contorsiones hacíamos saltar los miles de conejos de nuestros sombreros. Aquella noche me regalaste un As de corazones que ocultabas en tu manga. Siempre lograbas enternecerme con tu magia. Con tus trucos, tu prestidigitación en mi... Un circo en mi pecho ha vivido conmigo con cada minuto a tu lado... Develaste mi propio destino, leído en mis pupilas una tarde de plena función. Me enseñaste que la vida es pueril cuando el amor colma las horas. Hoy que se ha ido la caravana con la puesta del sol, me dejas las pulgas, la ilusión, el encanto. Un ensueño, un jolgorio, un deseo de no envejecer jamás.

1 comentario:

Anónimo dijo...

Este anónimo cree que es la primera vez que lee cierto palabro en este blog. ¿Estamos cambiando algunas formas o los fondos ya no nos satisfacen?