lunes, 7 de julio de 2008

Me equivoqué contigo...


...Y doy gracias a Dios por ello. Tuve que apretar los dientes, y enfundarme de valor para no caer contigo. Con los puños apretados, luché contra el monstruo hambriento del dolor. Vi temblar tus piernas, mientras yo seguía de pie. No nos vencería a los dos. Me lo había prometido todo el camino. Te sostuve en mis brazos, cuando me mostraba sus arrogantes colmillos salivados y deseosos... ¡Yo también tengo garras y dientes! No le permitiría jamás ser presas fáciles... Y te descubrí frágil, distinta, marchita... Con esos ojitos sin brillo, que me hacían tanto daño cuando me miraban incrédulos, lejanos e indagadores. Pensé que no serías nunca más como antes. Entendí entonces que sólo eras humana. De momento sentí desilusión. Creí que te habías caído... No podía mas que negarme esa posibilidad... No, tú no... ¡Jamás! Sin embargo hoy me alegro de haberme equivocado. No fue mas que un ventarrón que nubló mi vista. No fue mas que un sacudón inesperado. Te vuelvo a encontrar con la misma sonrisa, con esa luz de tus ojos, con esa fuerza que me enseñaste... Vuelves a ser... No, vuelves no... Sigues siendo mi más increíble heroína, y por eso no puedo mas que amarte y admirarte, de celebrar tu templanza y tu entereza, de levantar mi espada y mi copa por tu salud y por tu gloria, desde hoy hasta el fin de los tiempos...

1 comentario:

Anónimo dijo...

Pasando a saludar...