lunes, 6 de agosto de 2007

Quiero Volar


Hay días en los que definitivamente las raíces estorban. La esclavizante rutina viene con sus constantes martillazos con la malévola idea de clavarnos profundo en la tierra; a veces no nos queda de otra que quererla y acostumbrarse a ella, pero debo confesar que me resulta tedioso fotocopiarme día a día cada semana. De vez en cuando un deseo de gritar irrumpe en mi garganta tras un incontenible reflejo de lanzarlo todo a la mismísima... Sin embargo, reconozco que en un ataque de estupidez no podemos dejar caer la vida por el bajante, no es tan saludable ser tan extremista e impulsivo... Esporádicamente es bueno darse un respiro. No hablo de vacaciones; ni de grandes cambios porque un giro de 360 º nos lleva al mismo lugar de partida, ni tampoco hago referencia a muchos cambios juntos o uno muy drástico; sólo terminaríamos sustituyendo rutinas o simplemente maquillándolas. Me apunto a un respiro. Sólo un respiro.Intentar cerrar el día de una manera distinta, o quizá empezar la jornada de un modo diferente a la de ayer; sería una divertida forma de sacarle la lengua a la cotidianidad... Comer algo distinto para el almuerzo, o en un lugar que no hemos visitado antes, arriesgarse a peinarse fuera de lo común,saludar a esa persona que siempre vemos y que nunca le damos los buenos dias... Una sola pizca de distinción podría hacernos ver las cosas de un modo más agradable, una nueva perspectiva del día... así evitaríamos esas inocontrolables ganas de olvidar la mojada toalla sobre la silla sin haber luchado lo suficiente... Así que dispuesto al cambio estoy y con estas ganas de volar me deslizo por las horas agendadas, porque de todas formas y por si acaso, ya tengo mis alas puestas y preparadas para el despegue, una vez culminada la cuenta regresiva sonará el excitante disparo que hará encender los motores y me llevarán sin duda alguna a una experiencia mejor.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Y digo... Por qué no entregarnos deliciosa e "irresponsablemente" a una tregua absoluta, para reinventarnos luego en un nuevo detalle. Quizás luego nos podamos redescubrir en aquello que no supimos ver por el cansancio de la rutina. Total, quiéralo o no, repetimos cada vez la historia del Ave Fenix... (Lo recordaste en "Noria") Un abrazo

Ángel dijo...

Así es Cecilia,cada día nos convertimos en una nueva versión del ave fénix, renaciendo de nuestras propias cenizas para la conquista de otra sonrisa... Saludos