domingo, 15 de julio de 2007

A ti


Hoy no hace frío pero mi cuerpo tiembla a cada cierta cantidad de minutos y erizado avanzo en el día. Con una indeleble sonrisa casi injustificada, me paseo por la cotidianidad que parece distinta de a ratos. Mis ojos presentan un brillo inusual esta mañana que reflejan a contraluz los rayos del sol, y la imagen que me regaló el espejo me resultó distinta, agradable, radiante, mostrándome tal cual soy realmente. Prolongo el ayuno para no incomodar al millón de traviesas mariposas que han invadido mi panza, mientras reconsidero la loca idea de recorrer Roma en dos ruedas... y justo en ese instante se cuela en mi mente tu nombre y con él tu recuerdo, descubro entonces que son tus verdes, tu sonrisa perfecta, tus pausas intercaladas, tu ausencia extraña y esa inexplicablemente hermosa rutina de pensarte, que me han recargado como si de un programa de computador se tratara... y es que gracias a ti, he vuelto a brillar con esa luz que tenía escondida en cualquier baúl de mis rincones, he despedido a el miedo a apostar y a jugar intensamente el juego de la vida con todos sus segundos fugaces... He vuelto a ser el caballero que mira al horizonte y descubre su pecho avanzando de frente con el deseo de conquistar países enteros de felicidad. Vuelvo a creer, a querer luchar por justas causas, mis causas; le he dicho adiós a los constantes fantasmas, e inesperadamente he vuelto a encontrar a ese angelito que me sonríe y guiñando un ojito me dice: Adelante!




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